Relatoría del taller ‘De la era de la desinformación a la comunicación digital efectiva’
27 de Octubre de 2023

Relatoría del taller ‘De la era de la desinformación a la comunicación digital efectiva’

Veinte participantes compartieron sus experiencias y aprendieron sobre ciudadanía digital y alfabetización mediática e informacional en este encuentro de un día, desarrollado en Leticia por la Fundación Gabo y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, y dirigido por las expertas Renata Cabrales y Ana María Saavedra como parte final del ciclo de talleres ‘En la jugada’. 
Participantes del taller de comunicación digital y verificación de datos en Amazonas.
Cristian Agámez Pájaro

 

¿A través de qué se informa la ciudadanía de Leticia sobre los hechos que acontecen en esta ciudad y sus alrededores? ¿Cómo se genera información y por qué medios se comparte? ¿Qué formas de desinformación son comunes en esta región? En torno a estos interrogantes los jóvenes de la capital del departamento de Amazonas, Colombia, fueron abordando los conceptos de ciudadanía digital y de alfabetización mediática e informacional, en el cuarto y último taller del ciclo ‘En la jugada’, convocado por la Fundación Gabo y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Colombia, MinTIC. 

Es la primera vez que la Fundación llega con un espacio académico a esta región del país y lo ha hecho con un tema pertinente para esta zona del sur de Colombia, en medio de la Amazonía, una de las ecorregiones más biodiversas del mundo, donde convergen también las culturas de Brasil y Perú. Y donde la conectividad a Internet resulta no ser óptima o incluso nula en algunos parajes. 

En ese sentido, las preguntas planteadas por las talleristas Renata Cabrales y Ana María Saavedra, cobraron una oportuna relevancia. “Hay varios medios [de comunicación] y estos medios tratan de informar, pero también es difícil la comunicación, por temas de conectividad y de lejanía en algunas zonas. Estamos en ese proceso de llevar la información hacia las comunidades apartadas, pero también de empezar a crear información desde la región”, ha explicado Alexis Rufino, indígena Ticuna de la Amazonía colombiana. Es fotógrafo documental, investigador ambiental y actual coordinador de comunicaciones de la Organización Indígena Azcaita, de Leticia, conformada por autoridades indígenas de tradición autóctona y dedicada a comunicar lo que pasa en Amazonas.

Los grupos, informan y desinforman 

En Leticia, comentaron los asistentes al taller, existen medios de comunicación digital como el periódico Umarí, cuya presencia se limita a las redes sociales, específicamente a Facebook, en el que es la página de información con más seguidores, con 137 mil. Mencionaron que la radio es otra de las formas más usadas para recibir información, siendo La Fantástica la emisora más popular.

Adicionalmente, existen otros medios populares por los que se comparte información y, al tiempo, desinformación: grupos de WhatsApp en los que se distribuyen cadenas de todo índole, falsas y verdaderas. “En el tema de seguridad y orden público, en Leticia, a veces pasa que en este tipo de redes sociales se generan listas de personas amenazadas, que incluso han resultado en atentados contra estas personas”, afirmaron. 

Si bien WhatsApp ha servido como canal de información, sus dinámicas cerradas y sin moderación son parte del caldo cultivo necesario para que se genere, circule y se dé rienda suelta a la desinformación, y a los peligros que esto representa en esta zona de Colombia. 

 

Sobre ciudadanía digital

La experta Renata Cabrales definió el concepto de alfabetización mediática e informacional como el conjunto de habilidades y capacidades que todas las personas debemos aprender para el uso de las nuevas tecnologías de información, canales y formatos. Asimismo, conceptualizó a la ciudadanía digital como la “capacidad de participar en la sociedad en línea” y que lleva implícita cuatro verdades. 

 

  1. Es un concepto en construcción. Es decir, se está alimentando y cambiando constantemente. “Ya se han sentado las bases y desde la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) se han tomado cartas sobre lo que es la ciudadanía digital”, dijo. 

  2. A mayor inclusión mayor participación. Cuando más personas tienen acceso a las tecnologías digitales y se sienten incluidas en el entorno digital, es más probable que participen activamente en asuntos cívicos, políticos y sociales en línea.

  3. El espacio en línea no está separado de la cotidianidad. “El hecho de que exista una aplicación en la que puedas decir cosas de forma anónima o digitalmente, no hace que sea distinto de lo que dices acá en persona. Si levantas una información falsa, eso es un delito; se puede ejercer el derecho a poner una demanda”, añadió.  

  4. El desarrollo de habilidades digitales es permanente. El cambiante mundo digital nos obliga a estar siempre a la vanguardia en cuanto al conocimiento de herramientas web. 

 

Sobre los deberes y derechos 

“Los ciudadanos tienen derechos y deberes que valen en cualquier entorno”, precisó Cabrales. “Un grupo de WhatsApp es una expresión digital del vecindario. No sabemos a dónde va, en qué va a terminar todo esto, pero tenemos unas plataformas

y tu responsabilidad como ciudadano no se limita a un mundo netamente físico”, complementó la periodista Ana María Saavedra, en el contexto de los deberes y derechos digitales que explicaron durante el taller a los jóvenes Leticia. Sobre los derechos, detallaron que son los mismos “derechos humanos trasladados al ámbito y la dimensión digital donde se aplican a cualquiera que habite Internet”:

 

  • Acceso a internet: que en Leticia y Amazonas está mermado por una conectividad  no óptima y nula en algunas zonas.   

  • Libertad de expresión: que debemos tener todos de poder manifestarnos a través de nuestras redes sin temor a ser censurados. 

  • Privacidad y datos personales: lo que contempla nuestro derecho a mantener en reserva nuestra información personal o privada. 

  • Silencio digital: es el derecho a no estar en redes, o no pronunciarse en ellas sobre determinados temas.

 

En cuanto a los deberes, las maestras del taller los clasificaron así: 

 

  • Libertad de expresión responsable: “lo que decimos en redes no debe violentar los derechos de otras personas”, sostuvieron. 

  • Reporte de abusos y denuncias ante autoridades: tenemos la responsabilidad de reportar cualquier hecho en las redes que violente los derechos propios o ajenos.

  • Propiedad intelectual: debemos ser conscientes de los derechos de autor y las leyes de copyright, y actuar de manera responsable y ética en relación con el contenido que compartimos y utilizamos en línea.

  • Respeto a los derechos de otras personas: actuar de manera ética en línea implica tratar a otros como nos gustaría ser tratados, lo que fomenta un entorno digital más positivo y saludable.

  • Normas y términos de uso: las redes sociales tienen reglas y políticas que deben seguirse para garantizar un uso seguro y respetuoso. Conocer la ‘letra menuda’ es fundamental para evitar sanciones.

 

Una herramienta de verificación eficaz 

Las expertas advirtieron que “hay que abrir los ojos”, ante la cantidad de desinformación en las redes sociales y en Internet en general. Eso se traduce en pasar de ejercer una ciudadanía digital pasiva a una colaborativa. Es decir, a tener mayor sentido de compromiso, con los propósitos individuales y colectivos de lo que se publica en los entornos digitales. 

“¿Qué herramientas podemos utilizar para ello?”, preguntó Saavedra, para luego poner de presente un elemento clave en esa tarea de verificación de información que debemos realizar todos: “La brújula de la verdad nos dice cómo actuar ante cualquier situación. Cada vez que voy a compartir algo, tengo un deber de verificar esa información, bajo la verdad, el respeto y bajo la premisa de prestar un servicio público”, indicó. 

La brújula de la verdad es una herramienta propuesta por el maestro de periodismo Javier Darío Restrepo, la cual contempla tres aspectos clave: “Siempre que se encuentren ante alguna situación de duda para compartir información, primero pregúntense si esa información realmente es verdadera; segundo, si estoy compartiendo algo respetuoso con la ciudadanía; y tercero, si estoy prestando un servicio público”, explicó Saavedra.  

“Es tan importante que cuando les llegue la información a Whatsapp que piensen en todos los pedazos de la verdad, que esa es una verdad que se construye y que es mejor ser conscientes de eso, antes de compartirla”, precisó, en referencia a los grupos de esta red social populares en esta capital. 

“Como Leticia es tan pequeña, la información llega muy rápido. Uno de los problemas de desinformación son los grupos de WhatsApp: a ellos tiene acceso todo el mundo, cualquier persona puede enviar información, cualquiera tiene acceso a decir cualquier cosa. La gente se cree las teorías e hipótesis muy rápido”, expuso Jesús Bonilla, estudiante de 18 años. 

 

El voz a voz, otro canal de (des)información

Mensajes de sátira o cuentas fake o parodia, memes con información engañosa, fotomontajes, videos adulterados (editados tendenciosamente o deepfakes), capturas de pantalla de supuestas noticias, audios de WhatsApp con información tergiversada, imágenes o videos reales sacados de contexto son parte de los expertas a través de los cuales la desinformación se mueve fácilmente, explicaron las talleristas. En esa línea, Maura Navarro, una joven de estudiantes de sistemas de 21 años, complementó que, dentro de San Sebastián de los Lagos, comunidad indigena de Amazonas a la que pertenece y donde la conexión a Internet es deficiente, la información o desinformación también se da mediante el canal del voz a voz. 

Sobre el concepto como tal de desinformación, han explicado las expertas detalladamente que se trata de “la difusión coordinada de información engañosa, falsa o imprecisa que de manera intencional busca influir en el comportamiento de la gente –cómo vota, cómo toma decisiones que afectan a la sociedad–, y manipular las creencias, emociones y opiniones de la ciudadanía”. 

En ese sentido, ante la sobreabundancia de información y desinformación en redes sociales, recomendaron ser selectivos. “Si no tienes filtro para elegir selectivamente lo que ves, puedes pasar un día entero sin aprender algo que te sume. Eso es parte de los comportamientos que debemos adquirir para empezar a ejercer nuestra ciudadanía digital”, sugirió Cabrales. 

Al mismo tiempo, Saavedra propuso que debemos saber equilibrar esa balanza de lo que consumimos en la red. “Ser selectivo puede ser bueno pero también puede ser riesgoso porque esa selección con nuestro sesgo no nos permite ver al otro, nos puede llevar a quedarnos en una burbuja y creer que lo que pensamos es la única verdad, entonces es posiblemente algo riesgoso”, sostuvo. 

 

¿Cómo identificar los audios o cadenas falsas de WhatsApp?

“Los desinformadores saben usar bien sus herramientas”, recalcó Saavedra. Una de esas formas es precisamente los mensajes difundidos por esta aplicación en los que no se identifica al autor de los textos o audios. La maestra recomendó algunos tips para identificarlos. En estas cadenas usualmente: 

 

  • La persona que habla no se identifica, no dice dónde trabaja, qué hace o de qué fuente toma la información. 

  • Quien habla asegura ser una fuente de autoridad con acceso privilegiado a información de maneras no comprobables. 

  • Usa expresiones como “bueno, amigos”, “familia” para tratar de crear una familiaridad que haga creíble la información. 

  • Apela a la emocionalidad de quien escucha o busca crear pánico, indignación, miedo o rabia.

  • Enfatiza en que no se trata de “noticias falsas”, que la información la debe saber el mundo y que “no la verás en medios”.

 

Otras formas de desinformación 

“Las cadenas de desinformación infunden miedo”, comentó Saavedra, indicando que  muchas veces esta mezcla las mentiras con verdades a media para darle un manto de veracidad a lo que se quiere transmitir, inclusive con imágenes, como es el caso de otras maneras en las que se difunde información falsa como: 

 

  • Fotos reales modificadas con el rostro de otra persona, como un político o servidor público. Ejemplo de ello son las fotos que han circulado del narcotraficante Pablo Escobar, en las que falsamente aparece junto a Álvaro Uribe o Gustavo Petro. 

  • Supuestas noticias en las que se utiliza la línea gráfica o el estilo de un medio de comunicación para presentar un titular falso. 

  • Falsas capturas de pantalla de trinos de políticos u otras figuras públicas.

  • Desinformación del día a día como por ejemplo cadenas en las que se indica que el eucalipto y el té de boldo curan el covid-19. 

  • Estafas por mensajes de celular, redes sociales o email para realizar phishing o robo de datos.

 

En la tarea de verificar

“Educar, sin importar la edad, es lo único que puede parar ese caldo de cultivo que genera la desinformación, es lo único que va a permitir que esto frene”, detalló Cabrales. Para ello recomendó la verificación, analizar la información, separarla por partes para establecer qué puede ser verdadero y qué es falso. Las desinformaciones pueden mezclar mentiras con verdades para manipular y darles apariencia de normalidad, por ello es importante buscar el contexto y, si es necesario, usar herramientas de verificación como Google Imágenes, Tineye, Yandex y Microsoft Bing, para analizar imágenes e InVID, una plataforma de código abierto que nos permite fragmentar videos, en fotogramas, para luego realizar búsquedas avanzadas sobre esas imágenes, con las que podrías verificar su autenticidad.

Cuando nos enfrentamos a imágenes también podemos analizar detalles como: los edificios, el clima. Detallar a las personas, su ropa, sus manos. O si se trata de videos, si tiene audio, analizar las voces, el idioma, los sonidos, etc. Todo ello puede contribuir a la verificación. 

 

Contarse a sí mismos, el reto de los jóvenes

En este contexto del taller, los jóvenes de Amazonas reconocieron que existen prejuicios respecto a la percepción que existe en el resto del país sobre Leticia y de la región amazónica. “Nos ven como un producto [turístico], nos encasillan”, afirmó Karen Lemus, comunicadora social, de 28 años. Esa percepción de cosificación también la comparte Jesús Bonilla, quien agregó que la ciudadanía en Leticia es consciente de ello: “La gente de otros lugares del país piensan que aquí andamos con taparrabos y con lanza, o que esto es solo una selva. En Leticia la gente es consciente de que es un producto y es feliz siéndolo”, aseveró, antes de comentar que dichas concepciones obedecen también a desinformaciones que se generan a través de distintos medios de información sobre lo que se vive en la capital de Amazonas. Por ello, organizaciones como Azcaita, a la que pertenece Alexis Rufino, se han propuesto narrarse a sí mismo desde las comunidades y contar del departamento todo aquello que el mundo debería conocer más de cerca. 

 

Sobre Renata Cabrales

Periodista​ ​y​ ​máster​ ​en​ ​periodismo​ ​digital, con experiencia liderando equipos digitales interdisciplinarios en el sector multilateral, público y medios de comunicación por más de 20 años. Ha sido coordinadora de proyectos digitales con enfoque pedagógico en la Fundación Gabo. Desde​ ​hace​ ​17 años es​ ​docente​ ​en​ ​varias​ ​universidades​ ​de​ ​Colombia​ ​y​ ​fuera​ ​del​ ​país,​ ​y capacitadora y consultora​ ​en​ ​temas​ ​relacionados​ ​con​ ​periodismo​ ​digital​ ​y​ ​redes​ ​sociales​ ​en organizaciones​ ​de​ ​diversa​ ​índole.​ ​Miembro​ ​de​ ​Consejo​ ​de​ ​Redacción​ ​y​ ​de​ ​la​ ​Asamblea​ ​General​ ​de​ ​la Fundación​ ​para​ ​la​ ​Libertad​ ​de​ ​Prensa (​FLIP).

 

Sobre Ana María Saavedra

Directora de Colombia Check, medio de comunicación dedicado al 'fact checking' y colaboradora de Diálogo  Político. Comunicadora social y periodista de la Universidad Autónoma de Occidente. Ha trabajado como periodista de las secciones Orden y Unidad Investigativa del diario El País de Cali y luego como editora de Orden. En 2017 fue ganadora del Premio Gabo a Mejor Cobertura por el Mapa de la Muerte: 15 años de violencia en Cali.

 

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